Las personas de edad avanzada tienen un riesgo bastante elevado de sufrir la soledad, lo que afecta, no sólo a su calidad de vida, sino a su morbilidad.
Aunque la soledad en el adulto mayor creamos que se relaciona directamente con el aislamiento social, esta afirmación no es, ni debe ser tomada como indiscutible. La soledad es un sentimiento (no una sensación) incapacitante, angustiante y de completa frustración, al que se unen oportunistas parásitos emocionales puntuales. Al final se genera una experiencia interna que determina patrones de conducta emocional erráticos y/o incoherentes fuera de las pautas socialmente aceptadas.
En la publicación Aging and Mental Health se ha publicado recientemente un estudio cualitativo que buscó identificar las características de la soledad en adultos mayores que viven independientemente dentro de una comunidad de viviendas para personas de edad avanzada, que generalmente está diseñada para reducir el aislamiento social.
Citamos los datos clave del estudio:
Método:
Se realizaron entrevistas cualitativas semiestructuradas sobre la experiencia de la soledad, los factores de riesgo y las formas de combatirlo, con 30 adultos mayores, de 65 a 92 años. Las entrevistas fueron grabadas en audio, transcritas y codificadas utilizando un enfoque analítico basado en la teoría basada en la codificación, el consenso, la concurrencia y la comparación.
Resultados:
Se describen tres temas principales con múltiples subtemas:
(A) Factores de riesgo y de protección para la soledad: pérdidas asociadas a la edad, falta de habilidades o capacidades sociales y rasgos protectores de la personalidad.
(B) Experiencia de soledad: tristeza y falta de significado, así como falta de motivación.
(C) Estrategias de afrontamiento para prevenir o superar la soledad: la aceptación del envejecimiento, la compasión, la búsqueda de compañía y el medio ambiente permiten la socialización.
Este estudio extrae la conclusión de que, a pesar de vivir en un entorno social dinámico y orientado, precisamente, a combatir la soledad, muchas personas mayores decían vivir bajo una gran influencia negativa de la misma. No olvidemos que ocasionalmente a todos nos gusta estar ?solos? de vez en cuando. Por eso es pertinente enfatizar el término ?negativa?.
El motivo de esta negatividad era atribuible a pérdidas asociadas al envejecimiento, falta de habilidades y capacidades sociales, o inhabilitación física o capacidad intelectual para el desarrollo de ciertas actividades.
Sin embargo los resultados apoyan la relación inversa informada entre la soledad y la sabiduría, y sugieren un papel potencial para las intervenciones que mejoran la sabiduría para reducir y prevenir la soledad en las poblaciones de mayor edad.
¿Qué quiere decir esto último? Pues que las personas encuestadas también informaron cualidades personales positivas y acciones para prevenir o hacer frente a la soledad, varios de los cuales reflejaban componentes específicos de la sabiduría y la experiencia.
En resumen:
- No hace falta estar solo para sentirse solo.
- Formar parte de una estructura social organizada e incluso bien avenida, no es garantía de que una persona, sobre todo de edad avanzada, sufra soledad.
- La soledad es un sentimiento que puede generar angustia y estrés emocional de forma contundente, y no se debe subestimar.
- Cuando hablamos de personas mayores, tanto en su propia casa como dentro de un entorno residencial, deberían potenciarse actividades que pongan en valor la sabiduría y la experiencia como un buen método de revertir ese sentimiento aislamiento.
Artículo original:
Alejandra Morlett Paredes, Ellen E. Lee, Lisa Chik, Saumya Gupta, Barton W. Palmer, Lawrence A. Palinkas, Ho-Cheol Kim & Dilip V. Jeste (2020) Qualitative study of loneliness in a senior housing community: the importance of wisdom and other coping strategies, Aging & Mental Health, DOI: 10.1080/13607863.2019.1699022