Los colectivos más vulnerables ya están recibiendo la vacuna contra el virus SARS-CoV-2, más conocido como Coronavirus o la COVID-19.
El primer grupo de personas vacunadas han empezado a ser las personas mayores que viven en residencias de ancianos. Muchas de éstas ya han recibido, incluso, la preceptiva segunda dosis.
Pero, ¿qué sucede después de recibir esta vacuna?
No notarás, salvo excepciones, cambios notables en tu vida diaria.
Aunque debes seguir teniendo cuidado con el virus porque todavía hay muchas personas esperando recibir sus vacunas, los expertos en salud recomiendan que mantengas las pautas de distanciamiento social y continúes lavándote las manos con regularidad. Es decir, aunque ya poseas inmunidad contra el virus, debes seguir actuando como si aún pudieras infectar o infectarte, respetando la normativa sanitaria.
Continúa usando la mascarilla.
Una de las prácticas que los expertos citan como más eficaces, es el uso de mascarillas adecuadas. No relajes la prevención utilizando mascarillas no homologadas, pensando que estar vacunado ya te exime de uso de las mismas, ni busques sólo evitar la sanción. Como sabes han surgido nuevas cepas del virus que todavía no están controladas ni se conoce al 100% su dinámica. Por tanto, siempre es mejor prevenir.
Inmunidad de grupo.
La inmunidad de grupo, también llamada inmunidad colectiva o inmunidad de rebaño, es un fenómeno bioestadístico que se observa en una población cuando parte de ella se ha hecho inmune a una enfermedad por contagio previo, o porque ha sido vacunada y se interrumpe la cadena epidemiológica entre sus individuos, provocando una forma indirecta de protección contra ésta, y previniendo que individuos no inmunizados se contagien.
Algunos entendidos especulan que la inmunidad colectiva podría lograrse cuando se hayan vacunado entre el 60% y el 70% de la población. Es muy probable que este virus, como sucede con el de la gripe, haya venido para quedarse. También es probable que, como sucede con la gripe, que haya que recibir vacunación, a partir de ahora, cada cierto tiempo.
Entre tanto, y hasta alcanzar estas cifras, hay que seguir manteniendo alta la guardia y no dar oportunidad al virus a mutar y complicarnos nuevamente la vida. Esto lo conseguiremos acatando las medidas preventivas indicadas por las autoridades sanitarias.
Nueva normalidad.
Quizá hayas escuchado o leído que el nivel de gripes y catarros han caído muchísimo esta nueva temporada. Si lo piensas bien, no es tan raro: hemos estado previniendo contagios porque hemos aprendido a observar medidas profilácticas eficaces contra éstos.
Nos hemos dado cuenta de lo importante que es mantener una higiene de manos adecuada, lo fácilmente que podemos contagiar a otras personas por el mero hecho de hablar, toser o estornudar cerca de ellas y que, en no pocos casos, contraer este tipo de enfermedades es evitable, manteniendo la profilaxis correcta y adecuada.
No quiere esto decir que, a partir de ahora, cuando podamos retomar nuestra vida pre-COVID, no vayamos a abrazarnos, besarnos, reunirnos, etc., pero sí que deberíamos ser más prudentes al llevar a cabo cualquier interacción social.
También nos ha enseñado las virtudes y posibilidades del teletrabajo, algo que podría desarrollarse y mejorar la conciliación familiar.
Al final, lo que nos ha de quedar es el reconocimiento a todas esas personas que trabajan sin descanso para contener esta pandemia, la mayor consideración hacia quienes han cuidado y cuidan de las personas afectadas y, sobre todo, la experiencia y el aprendizaje que ésta siempre incorpora.
Vamos a conseguir que esta tragedia se convierta sólo en una reseña más de los libros de historia. Lo vamos a conseguir con solidaridad y trabajo conjunto. Se lo debemos al esfuerzo de mucha gente, y a quienes no lo han conseguido.
Después de recibir la vacuna contra la COVID-19 sólo debería quedar el amargo recuerdo de un periodo infame, y la didáctica de lo que debemos hacer para evitar otro de dimensiones iguales o parecidas.
Ya queda menos.