Seguramente durante estas últimas semanas te habrás hartado de escuchar siglas, acrónimos y otras palabrejas relacionadas con el COVID-19.
En nuestro blog de hoy te mostramos cuáles son, qué significan y cuál es su cometido en el ámbito del tratamiento de esta infección.
- PCR (Polymerase Chain Reaction ? Reacción en cadena de la Polimerasa): Detección del virus.
En primer lugar se toma una muestra del paciente, o frotis. Éste se lleva al laboratorio donde después de pasar por un proceso de alteración del ARN del virus, se identifica.
Es un tipo de test muy preciso. Tiene una altísima sensibilidad.
Han de pasar varias horas para obtener un resultado. Existen test más rápidos, que en unos 15 minutos ofrecen un resultado, pero su sensibilidad es mucho menor.
No es capaz de detectar los anticuerpos producidos por el organismo, si ya se ha pasado la enfermedad. Esto se comprueba a través de una analítica serológica o serología vírica.
- Test de Antígenos o ?test rápido?.
Como te decíamos antes, existe una forma más diligente de obtener un resultado. Estos tests no detectan el virus propiamente dicho sino sus proteínas.
¿Qué quiere decir esto? Pues que con este test sólo se puede ?sospechar? que hemos sido infectados por el virus en cuestión, en este caso, por el tipo de ?rastro proteico?, por la COVID-19 o SARS-CoV-2.
- Test de anticuerpos.
El cuerpo humano dispone de un elaborado y eficaz sistema de defensa antes agresores externos. Tan eficaz que a veces se excede y ataca lo que no debe. Se producen así las patologías autoinmunes.
Una vez que ese agente hostil y peligroso llamado antígeno ha conseguido incorporarse al interior de nuestro organismo, aprovechando la vía disponible de turno (sangre, fruidos, mucosas, etc.), una serie de células especializadas se ponen en marcha. Unas señalan al invasor y otras se encargan de acorralarlo y deshacerse de éste.
Se libra una ?batalla biológica? que implica varios procesos patofisiológicos. Uno de ellos es la inflamación tisular. En el caso del COVID19 se produce, sobre todo, en el tejido pulmonar. De ahí lo grave que puede llegar a ser.
Pero estábamos con los anticuerpos:
Cada patógeno tiene una estructura que lo diferencia de los demás. La función del reconocimiento consiste en ?interpretar? esa forma y pasar la información a otras células para que fabriquen la llave adecuada, poder así entrar y hacer el trabajo de limpieza. Esos son los anticuerpos.
Los hay de dos tipos:
IgM o inmunoglobulina M, que tiene una vida corta y empieza a trabajar a los 10 días aproximadamente de empezar con los síntomas.
IgG o inmunoglobulina G, cuya vida es más larga y comienza a ejercer su función a los 15 días de los síntomas iniciales, aproximadamente.
Con una simple gota de sangre se puede conocer la existencia de estas moléculas y saber si se ha estado expuesto al virus. Como cada microorganismo tiene una forma concreta, se puede detectar a qué agente se ha estado expuesto.
De esta forma sabemos que estamos inmunizados contra este virus, caso de que consiga volver a introducirse en nuestro cuerpo, pero no podemos conocer cuánto tiempo va a durar esta inmunidad.
- EPI (Equipo de Protección Individual).
No se trata de un objeto concreto. No es el nombre de un dispositivo o una marca. Es algo genérico.
El EPI es un equipo de protección individual que consiste en elementos para proteger el cuerpo de agentes externos. Suele incluir barbijos, guantes, bata y hasta gafas.
En la medida que se utilicen más elementos profilácticos el EPI será más seguro, como resulta obvio.
En función del tipo de amenaza biológica a la que se enfrente la persona que ha de llevarlo, se utilizan diferentes clases de EPIS. No es lo mismo, por ejemplo, enfrentarse a una gripe común, que al virus del Ébola. Seguro que todos recordamos las imágenes de la crisis que provocó en 2014, y cómo se protegían los sanitarios que trataban a los afectados.
- SRI.
Esta sigla no la habrás visto en los medios, aunque llevamos semanas hablando de ella. Es el Sentido de la Responsabilidad Individual.
Sabemos cómo se contagia. Sabemos que puede llegar a ser muy peligroso e incluso letal. Sabemos que las personas de edad avanzada e inmunodeprimidas son población de riesgo. Sabemos cómo protegernos y cómo prevenir contagios.
Sabiendo todo esto sólo resta actuar con responsabilidad y seguir las indicaciones de los expertos. Sus consejos son el mejor mecanismo de prevención.
Recuerda que no se trata sólo de ti. Puedes tener la infección, estar asintomático/a y contagiar a otras personas sin saberlo.
Parece que ya estamos en la recta final de este macabro juego de la Oca. La mejor manera de ganar esta partida es jugar con buen criterio y juicio, y arriesgarse a caer en la casilla que nos lleve de nuevo a la de salida.
Cuidemos de nuestros convecinos. Cuidemos de nuestros mayores. Cuidemos de nosotros mismos.