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A medida que cumplimos años, la pérdida de masa ósea se acentúa y nos conduce gradualmente a una mayor fragilidad ósea, lo que, aumenta la probabilidad de sufrir dolor crónico, pérdida de movilidad e incluso discapacidad.

Aunque reducir el riesgo de sufrir osteoporosis en la tercera edad puede ser difícil, hay ciertas medidas que se pueden tomar para prevenir y tratar esta enfermedad y mantener así una mejor calidad de vida.

El sedentarismo puede acelerar el desarrollo de la osteoporosis, por lo que, la actividad física es un aspecto importante para tener una buena salud ósea, concretamente, el ejercicio de carga de peso.

Los ejercicios de carga y actividades como caminar, correr, nadar o incluso bailar pueden proporcionarnos la fortaleza que necesitamos para mantenernos fuertes y sanos y gozar de una mejor salud ósea.

Sin embargo, estos ejercicios y actividades siempre deben estar supervisados por un profesional, ya que, de esta forma, nos aseguramos de hacerlos correctamente y prevenimos la aparición de lesiones.

Es importante hablar con un médico antes de empezar cualquier tipo de actividad física nueva, ya que ciertos ejercicios pueden ser demasiado extenuantes o causar más daño a unos huesos que ya están debilitados.

Además del ejercicio físico, también podemos contar con ciertos dispositivos de ortopedia que nos ayudan a prevenir muchas fracturas y lograr una mejor calidad de vida.

Entre ellos se incluyen sillas de ruedas, bastones, andadores y otros dispositivos diseñados para mejorar la calidad de vida de los ancianos.

Los dispositivos de ortopedia pueden proporcionar suficiente estabilidad y reducir el riesgo de sufrir fracturas o contusiones por caídas o tropiezos, además de proporcionar al usuario una mayor seguridad y autonomía. Sin embargo, debemos recordar que hay fracturas o contusiones que los aparatos de ortopedia no pueden evitar, ya que, con la osteoporosis los huesos se vuelven más frágiles y quebradizos, por lo que pueden romperse por sí solos.

Los fisioterapeutas y los ortopedistas pueden recomendar las mejores formas de utilizar estos dispositivos de apoyo, ya que, cada persona es un mundo, y la elección de cualquiera de ellos va a depender de sus necesidades individuales y gustos, por lo que, es esencial buscar un buen asesoramiento.

La nutrición también es un factor muy a tener en cuenta para prevenir y paliar la osteoporosis.

Además de llevar una dieta sana y equilibrada, podemos apoyarnos en el uso de ciertos suplementos nutricionales, ya que, de este modo, nos aseguramos de forma rápida y sencilla de estar ingiriendo las cantidades necesarias.

Algunos de los más importantes que podemos incorporar a nuestra dieta para mantener una buena salud ósea son la vitamina D y el calcio.

Otros suplementos nutricionales que no pueden faltar para preservar y cuidar la salud de nuestros huesos son la vitamina K, el Magnesio u oligoelementos como el Boro.

Sin embargo, en los casos más agudos de osteoporosis puede ser necesaria la medicación.

Los bifosfonatos (uno de los medicamentos más utilizados para tratar la osteoporosis) o la teriparatida (especialmente recomendada en mujeres posmenopáusicas) son medicamentos de uso común para tratar la osteoporosis.

Pueden mejorar la densidad ósea, pero siempre es importante comentar todas las opciones de tratamiento, así como los efectos secundarios que puedan tener, con un médico especialista.

En conclusión, tanto la prevención como el tratamiento de la osteoporosis en la tercera edad implican seguir algunos consejos útiles para tener una mejor calidad de vida.

Una rutina de ejercicio de fuerza u otras actividades físicas, siempre bajo la recomendación de un médico, una dieta sana y equilibrada suplementada con nutrientes como la vitamina C, el calcio o el magnesio pueden ser los mejores aliados para paliar los efectos de la osteoporosis en la tercera edad.

El uso de dispositivos de ortopedia también puede ser de gran ayuda para atenuar los efectos de la enfermedad, aunque, estos aparatos en sí no pueden prevenir o tratar la osteoporosis.