Las condiciones sanitarias y medioambientales están fomentando que los europeos tengamos una esperanza de vida mayor.
El envejecimiento demográfico implica que la proporción entre el número de personas en edad de trabajar (y por tanto cotizar a los sistemas de pensiones) y las personas mayores que terminan su vida laboral, aumenta en beneficio de estas últimas. Y esto va a perdurar en el tiempo, al menos durante las siguientes dos décadas.
No cabe duda de que esta situación implicará el abordaje de nuevos retos para el mercado laboral, el sistema de salud y atención social, las finanzas públicas o los sistemas de pensiones, antes aludidos.
Personas mayores ? población visión general
Las proyecciones sugieren que el envejecimiento de la población de la U.E. se acelerará en el futuro con una rápida expansión del número y proporción de personas mayores.
Se prevé que el aumento de la población en la U.E. pase de 512 millones de personas a principios de 2018, a 525 millones en 2044, con un leve descenso en 2050 (véase la figura 1.1).
La población de personas mayores (definida aquí como los de 65 años o más) aumentará significativamente pasando de los 101 millones de personas en 2018 a los 149 millones en 2050.
Durante este periodo las personas entre 75 y 84 años aumentarán un 60,5%, mientras que las de entre 65 y 74 años lo harán un 17,6%. Habrá, asimismo, un 9,6% menos de personas de menos de 55 años para el año 2050.
Personas centenarias en 2050
El patrón de personas de edad avanzada de 85 años o más está creciendo a un ritmo más rápido que el de cualquier otro grupo de edad. La proyección es que en la U. E., entre 2018 y 2050, sea más del doble creciendo hasta un 130%.
En número de habitantes que llegarán y superarán los 100 años pasará a ser de 106.000 en 2018 a más de medio millón en 2050.
Las personas de 55 años llegarán a ser casi la mitad de la población total en Portugal (47,1%) y al menos el 45% en Italia, Bulgaria, Lituania y Croacia. (fig. 1.2)
Personas mayores. Cada vez más envejecidos y cada vez más dependientes.
La edad media en la U. E. es inferior a 40 años en Luxemburgo, Chipre e Irlanda. Por el contrario la media más alta corresponde a Italia (46,3 años) y Alemania (46 años). España tiene una edad media ligeramente por debajo de los 45 años.
Se prevé que la edad promedio de la U.E. aumente en 3,8 años durante las próximos tres décadas, hasta llegar a 46,9 años en 2050, patrón que se reproducirá en todos los estados miembros de la Unión.
Los países donde se prevé que aumentará más esta edad media son Malta, Polonia, Eslovaquia y Chipre, con 8 años, y donde menos Dinamarca, Bélgica, Francia, Alemania y Suecia con 3 años.
El Índice de Dependencia de la Vejez que se define como el índice del número de personas mayores en una edad en que generalmente son económicamente inactivas (es decir, mayores de 65 años), en comparación con el número de personas en edad de trabajar (es decir, 15-64 años), es un valor que se utiliza para establecer la paridad entre la población activa (cotizante a los servicios de protección social) y pasiva.
Este ratio de la U. E. era del 23,5% en 2001. Esto es, cuatro personas cotizantes por cada una jubilada. En 2018 se situó en el 30,5%, o lo que es lo mismo, tres personas cotizando por cada una jubilada. Se estima que en 2050 este porcentaje alcazará el 49,9% o lo que es lo mismo, una cotización por cada jubilación. (fig. 1.6 y 1.7)
Es evidente pues que avanzamos hacia una población cada vez más envejecida y dependiente, lo que implica, necesariamente, un cambio de paradigma a corto ? medio plazo de las políticas de ámbito sociosanitario y residencial.
Reza un proverbio hindú que «la vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza». Según los datos que nos proporciona EUROSTAT caminamos con paso firme hacia la materialización de este aforismo.
Cambiar este arquetipo se antoja una misión complicada. Implica el trabajo conjunto de vectores que no siempre permiten anteponer el procomún al ego.
Winston Churchill dijo que uno se convierte en estadista cuando empieza a pensar en las siguientes generaciones y no en las próximas elecciones. Y revertir el curso de esta Historia empieza por convocar estadistas que estén a la altura de lo que la sociedad en general y las personas mayores en particular, necesitan.
Fuente de datos: EUROSTAT