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Una tendencia que, según los expertos, no va a disminuir en los años venideros.

La población española que supera los 65 años, y que en 1960 representaba el 8,2% del total, ahora asciende al 19%. Una cifra que en 2031 se disparará al 25,6%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Ante este escenario, y teniendo en cuenta que la esperanza de vida es cada día más alta en los países de la OCDE, el Servicio de Ayuda a Domicilio es una realidad que permite alcanzar una correcta calidad de vida en la vejez.

El Servicio de Ayuda a Domicilio tiene como objetivo atender a las personas mayores y/o en situación de dependencia y ofrecerles acompañamiento durante la realización de sus actividades diarias.

Se estima que alrededor de un 95% de las personas mayores pueden ser atendidas en sus casas si reciben la correspondiente Ayuda a Domicilio.

Con esta prestación, los adultos mayores disfrutarán de mayor autonomía para realizar ciertas tareas del hogar y desenvolverse en su vida diaria.

Solo un 15% de las personas en situación de dependencia recibe un servicio de atención profesional en el domicilio, según muestra un trabajo de investigación llevado a cabo por la FEMP, Fundación Caser y Fundación Pilares.

¿Qué es el SAD?

El Servicio de Ayuda a Domicilio, o también conocido como SAD, lo constituye un conjunto de actuaciones preventivas, formativas y rehabilitadoras llevadas a cabo en el domicilio de las personas dependientes con la finalidad de atender sus necesidades de la vida diaria e incrementar su autonomía personal, favoreciendo la permanencia en su domicilio, en condiciones adecuadas.

Una auxiliar de Ayuda a Domicilio asiste con un vaso de agua a una señora mayor.

¿Qué objetivos tiene el Servicio de Ayuda a Domicilio?

  • Potenciar la autonomía de la persona dependiente en su hogar.
  • Proporcionarle al adulto mayor una atención de calidad en todos los ámbitos de su vida personal, familiar y social, facilitando su incorporación activa en la vida de la comunidad.

¿Cómo se solicita la prestación de Ayuda a Domicilio?

Para ser beneficiario de la prestación del Servicio de Ayuda a Domicilio, se deberá solicitar cita previa en el organismo de servicios sociales correspondiente al municipio donde se resida. En este lugar, se presentará la solicitud y la documentación requerida.

El primer paso del trámite será la valoración del grado de dependencia de la persona solicitante, que lo realizará un equipo de técnicos que se desplazarán al domicilio. Una vez aprobado dicho grado de dependencia, se determinarán los servicios a los que podrá acceder el beneficiario y se procederá a la aprobación del Proyecto Individual de Actuación (PIA), en el que se concede el servicio a prestar más adecuado.

La importancia de la toma de necesidades en el SAD

Uno de los puntos clave en el SAD es la toma de necesidades. Este es un proceso que tiene como objetivo profundizar en la historia de vida y en el contexto social que envuelve a la persona a cuidar.

La toma de necesidades es de vital importancia para ofrecer un servicio adecuado a los requerimientos del usuario, basado en el Modelo de Atención Centrado en la Persona.

 Además, en este proceso, conviene tener en cuenta la Ley de Dependencia, puesto que, a mayor grado de dependencia del usuario, se requiere un cuidado más especializado, quedando la limpieza del hogar relegada a un segundo plano.

Funciones de un auxiliar de Ayuda a Domicilio

El trabajo de los auxiliares de Ayuda a Domicilio es de vital importancia para personas con dependencia.

Una auxiliar de SAD está sentada en el sofá con una mujer mayor.

Las tareas del profesional de atención domiciliaria son muy diversas. La más común es la relacionada con los cuidados básicos de personas a domicilio.

En el caso de usuarios con dependencia, los auxiliares de Ayuda a Domicilio desempeñarán las labores del hogar y les ayudarán a potenciar su bienestar, tanto físico como psicológico, además de sus relaciones sociales. También les acompañarán a la hora de realizar tareas rutinarias, como la compra, y les suministrarán sus medicamentos si fuese necesario.

Los auxiliares de Ayuda a Domicilio desempeñan una gran variedad de funciones destinadas a mejorar la calidad de vida del usuario, sin privarle de autonomía.

Se pueden dividir en tres bloques las principales funciones que llevan a cabo:

Servicios de Atención Personal

  • Vestido, calzado y alimentación.
  • Aseo e higiene personal.
  • Movilización dentro del hogar.
  • Fomento de buenos hábitos.
  • Actividades necesarias para la vida diaria.
  • Seguimiento de la toma de medicamentos.
  • Recogida y gestión de recetas y otros documentos de la vida cotidiana.
  • Aviso al coordinador correspondiente acerca de cualquier cambio o alteración en el estado del usuario.

Servicios Domésticos

  • Apoyo en las tareas del hogar.
  • Adquisición de alimentos y otros enseres.
  • Elaboración de menús.
  • Limpieza del hogar.

Servicios Sociales

  • Compañía con el fin de evitar situaciones de soledad y aislamiento.
  • Desarrollo de la autoestima y autopercepción.
  • Acompañamiento fuera del hogar.
  • Actividades de ocio en el domicilio.
  • Ayuda en el mantenimiento de las relaciones familiares y sociales.
  • Fomento de una vida saludable y activa.

Es muy importante saber que un auxiliar de Ayuda a Domicilio, no puede ofrecer servicios médicos que requieran conocimientos y especialización, ni ayudar en la realización de ejercicios específicos, o de rehabilitación o mantenimiento.

Evolución del SAD

Entre los países pioneros en el desarrollo de la atención domiciliaria, hay que citar a Gran Bretaña, cuya regulación data de 1946.

Seguidamente, el gobierno holandés organizó un sistema de atención a domicilio con carácter general en 1947, con la colaboración de entidades voluntarias vinculadas, en su mayor parte, a instituciones religiosas.

Durante las décadas de los 60 y 70, a los pioneros se unieron la mayoría del resto de países desarrollados. Este periodo se corresponde con la aparición de las primeras normativas sobre la implantación del SAD y su posterior desarrollo.

Fue durante la década de los años 80 cuando se realizaron evaluaciones sobre el conjunto de servicios que ofrecía la prestación de atención domiciliaria.

Se llegó a la conclusión de que era de vital importancia el suministro de diferentes apoyos en los propios domicilios como fórmula idónea para posibilitar a las personas con discapacidades o en situación de dependencia vivir el máximo tiempo posible en su casa.

Los orígenes en España de la ayuda a domicilio pueden situarse en la década de los 70, cuando, con la Orden del Ministerio de Trabajo del 19 de marzo de 1970, se establecía el Servicio Social de Asistencia a los ancianos, que establecía la forma de organización del servicio de atención domiciliaria.

El inicio del SAD, con las características generales de servicio público, comenzó a arrancar a partir de la aprobación de la Constitución Española de 1978 y la configuración de los primeros ayuntamientos de la democracia.

Presente y futuro del SAD en España

En la última década, los servicios de Ayuda a Domicilio se han ido profesionalizando paulatinamente. Ya no es sólo auxiliar la persona que acude al domicilio, sino que este perfil profesional se le han ido sumando el de enfermera, fisioterapeuta, médico o terapeuta ocupacional.

También ha mejorado la adaptación del domicilio a las necesidades actuales de la persona atendida, así como el acceso a los servicios de centros de día.

La Ayuda a Domicilio se concibe como un servicio integral, polivalente y comunitario, orientado a las personas y/o familias que presentan problemas para la realización de las actividades de la vida diaria. Es por ello que ha cobrado tanto protagonismo prolongado en el tiempo, ya que, si se consigue implantar debidamente, puede dar cobertura a una gran cantidad de personas en situación de dependencia.