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La depresión es un trastorno mental común y una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo (OMS 2020).

Los afectados experimentan un estado de ánimo decaído y pesimista, así como un interés, disfrute, energía y actividad reducidos, durante más de dos semanas. A menudo la depresión se acompaña de síntomas adicionales como cambios en el sueño y el apetito, ansiedad, sentimientos de culpa y baja autoestima o poca concentración.

Los trastornos depresivos se encuentran entre las alteraciones mentales más extendidas en la vejez, con una prevalencia del 7,2% (IC del 95%: 4,4 a 10,6%) para la depresión mayor, y del 17,1% (9,7 a 26,1%) para los trastornos depresivos por debajo de los criterios clínicos de depresión, entre los mayores de 75 años, según un metanálisis de hace ocho años (Luppa et al. 2012)

La calidad de vida (QOL) se puede definir como la "percepción individual en la vida, en el contexto de la cultura y los sistemas de valores en los que se viven, y en relación con sus objetivos, expectativas, estándares y preocupaciones" (THE WHOQOL GROUP 1995).

Sivertsen y col. (2015) encontraron una asociación clara entre el trastorno afectivo y la calidad de vida en las personas mayores.

En mayo de este año se ha publicado un artículo (Hussenoeder, FS, Jentzsch, D., Matschinger, H. y col. Depresión y calidad de vida en la vejez: una mirada más cercana. Eur J Aging (2020). https://doi.org/10.1007/s10433-020-00573-8) especialmente interesado ??en saber hasta qué punto la depresión está asociada con facetas específicas de la calidad de vida en las personas de edad avanzada.

Se utilizó una muestra representativa de la población alemana (n ?= 805) y otro de personas diagnosticadas con depresión (n?= 106). Se evaluó la calidad de vida con el WHOQOL-OLD, un instrumento que trata específicamente los vectores que son relevantes para las personas mayores de 60 años.

Como destacamos en el párrafo anterior, el estudio se efectuó sobre un total de 911 individuos. De éstos 498 eran mujeres (54.7%). Los 805 restantes (52.2%) eran parte de la población general, de los que 106 (73.6%) tenían un diagnóstico clínico de depresión.

La primera conclusión es que los diagnosticados de depresión tenían más probabilidades de ser mujeres y vivir con familiares. Tenían, asimismo, menos probabilidades de vivir en pareja y exhibían diferencias con respecto al nivel de estudios.

Comparando a la población general con los datos recogidos en el formulario WHOQOL-OLD, ésta muestra puntuaciones significativamente mejores en habilidades sensoriales, autonomía, participación social.

En todos los casos la población general exhibió una mejor calidad de vida, un resultado que coincide con otros estudios que muestran los efectos negativos de la depresión en diferentes aspectos de la calidad de vida (Cao et al.2016 ; Chang y col. 2016 ; Diefenbach y col. 2012 ; Helvik y col. 2016 ; Ho y col. 2014) y el hecho de que la CDV puede mejorar después de la remisión de la depresión (Helvik et al. 2016).

Además, el número de enfermedades crónicas, las habilidades de la vida diaria y el estado cognitivo tuvieron un impacto significativo en la calidad de vida.

Las personas diagnosticadas con depresión mostraron una reducción de la calidad de vida en relación con las relaciones sociales (WHOQOL-BREF), que coincide con la observación de que la depresión está relacionada con el aislamiento social, especialmente en una población mayor (Alpass y Neville 2003).

Mientras que el aislamiento social, en cierta medida puede ser visto como un síntoma de la depresión, también hay investigaciones que sugieren que éste junto con la pérdida de seres cercanos, son factores de riesgo para la depresión (Choi et al. 2015 ; Courtin y Knapp 2017; Stein et al. 2019). Esto es especialmente problemático ya que las personas mayores, por ejemplo, debido al abandono de la relación laboral, la muerte de seres queridos o las limitaciones de movilidad, son más propensas que las personas más jóvenes a experimentar soledad y aislamiento.

Los individuos con diagnóstico de depresión mostraron la calidad de vida significativamente menor con respecto a las capacidades sensoriales.

Desde una perspectiva metodológica, este trabajo demuestra que un enfoque multidimensional de la calidad de vida en personas mayores es útil ya que no todas las factores/dimensiones se ven afectadas de la misma manera.

En resumen:

El estudio mostró que las personas diagnosticadas con depresión exhibieron una menor calidad de vida con respecto a los parámetros de salud física, psicológica, relaciones sociales y calidad de vida global (OMSQOL-BREF), y con respecto a las capacidades sensoriales (OMSQOL-OLD), actividades pasadas, presentes y futuras, y participación social.

En el análisis de regresión no hubo diferencias significativas entre individuos con y sin depresión con respecto al entorno (WHOQOL-BREF), autonomía, mortalidad y morbilidad, e intimidad (WHOQOL-OLD).

La relación entre depresión y calidad de vida en la edad avanzada es selectiva, en términos de qué aspectos de dicha calidad de vida se ven afectados.

Haz clic aquí si quieres acceder al estudio.