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Sentirse deprimido de vez en cuando es una parte normal de la vida, pero si estos sentimientos duran algunas semanas o meses, es posible que estemos hablando de algo más grave. Es posible que estemos hablando de depresión.

La depresión es, ante todo, una enfermedad. Una patología que forma parte del ámbito de la salud mental. No es un estado de ánimo, ni una sensación, ni un problema psicológico. Es una alteración que produce un sufrimiento absolutamente devastador.

La depresión es un problema común entre personas mayores, pero la depresión clínica no es una parte normal del envejecimiento. De hecho, los estudios muestran que la mayoría de los adultos mayores se sienten satisfechos con su vida, a pesar de tener más enfermedades o problemas físicos que las personas más jóvenes. Sin embargo, si ha experimentado depresión cuando era más joven, es más probable que tenga depresión cuando sea anciano.

En ocasiones trivializamos con este problema y confundimos tristeza con depresión. ?Estas con la depre? como sinónimo de estar mental o emocionalmente agotados. Pero nada más lejos de la realidad. A cualquier edad, pero con mayor efecto sobre las personas mayores, esta alteración mental origina una enorme anhedonia, que es la incapacidad de sentir placer alguno por cualquier cosa, por satisfactoria o ilusionante que fuera con un estado de salud mental normalizado.

También es importante la incapacidad de hacer frente a cualquier tipo de estrés físico o emocional, por leve que sea. Éste se convierte en un obstáculo insalvable. Asumir cualquier responsabilidad, enfrentar un problema banal, observar con objetividad un asunto acuciante, son demandas inasumibles para una persona deprimida.

Otro tema considerablemente importante es el dolor.

Veamos: La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo definió como "una experiencia sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular real o potencial".

En una persona con depresión, la interpretación neuroemocional de éste está completamente alterada. Esto quiere decir que su expresión, la sensación que tendrá con respecto a ese dolor, será superior a la que sentiría una personal ?normal?. Hiperalgesia o alodinia.

También se alterarán los ritmos circadianos. El sueño y el descanso asociado al mismo. Lo normal es que la depresión los altere, el sueño sea de mala calidad y superficial, no se respeten las fases del mismo, y el resultado sea un cansancio casi permanente a lo largo de toda la jornada. Si, como es el caso de los mayores, su nivel de actividad es ya de por sí bajo, es normal encontrarlos casi todo el día dormitando.

Una de las consecuencias es la pérdida de funciones cognitivas superiores, como la capacidad de concentración y la memoria. Tener la sensación de estar desubicado. Dificultad para prestar atención y, en consecuencia, para retener información.

En ancianos es especialmente importante tener un diagnóstico acertado, por ser la edad en la que se suelen producir las enfermedades más importantes relacionadas con la demencia, cuyos síntomas son muy similares.

En los casos más graves de depresión, las ideas suicidas suelen estar presentes.

Se calcula que esta enfermedad será la primera causa de discapacidad en el mundo, en 2030.

Volviendo a la tercera edad, hay varios tipos de depresión que los adultos mayores pueden experimentar:

Trastorno depresivo mayor: incluye síntomas que duran al menos dos semanas y que interfieren con la capacidad de una persona para realizar las tareas diarias.

Trastorno depresivo persistente (distimia): un estado de ánimo deprimido que dura más de dos años, pero la persona aún puede realizar las tareas diarias, a diferencia de alguien con trastorno depresivo mayor.

Trastorno depresivo inducido por sustancias/medicamentos: depresión relacionada con el uso de sustancias, como alcohol o analgésicos.

Trastorno depresivo debido a una condición médica: depresión relacionada con una enfermedad separada, como una enfermedad cardíaca o esclerosis múltiple.

Cuáles son los factores de riesgo para desarrollar esta patología en personas mayores.

Hay muchas cosas que pueden ser consideradas factores de riesgo de la depresión:

Para algunas personas, los cambios en el cerebro pueden afectar el estado de ánimo y provocar depresión.

Otros pueden experimentar depresión después de un evento importante en la vida, como un diagnóstico médico o la muerte de un ser querido.

A veces, las personas que se encuentran bajo mucho estrés, especialmente las personas que cuidan a sus seres queridos con una enfermedad o discapacidad grave, pueden sentirse deprimidas.

Otros pueden deprimirse sin una razón clara.

Las investigaciones han demostrado que estos factores están relacionados con el riesgo de depresión, pero no necesariamente la causan:

Condiciones médicas, como accidente cerebrovascular o cáncer.

Predisposición genética: las personas que tienen antecedentes familiares de depresión pueden tener un mayor riesgo.

Estrés, incluido el estrés del cuidador, como mencionábamos hacer un momento.

Problemas continuados de sueño.

Aislamiento social y soledad.

Falta de ejercicio o actividad física.

Limitaciones funcionales que dificultan la participación en las actividades de la vida diaria.

Adicción y/o alcoholismo: incluidos en el trastorno depresivo inducido por sustancias.

Ya hemos citado algunos signos que evidencian depresión o un estado depresivo en una persona, pero vamos a detallarlos un poco más:

  • Estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" persistente.
  • Sentimientos de desesperanza, culpa, inutilidad o impotencia.
  • Irritabilidad, inquietud o dificultad para relajarse.
  • Pérdida de interés en actividades que alguna vez fueron placenteras, incluido el sexo.
  • Disminución de energía o fatiga.
  • Moverse o hablar más despacio.
  • Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones.
  • Dificultad para dormir, despertarse demasiado temprano en la mañana o quedarse dormido.
  • Comer más o menos de lo habitual, generalmente con aumento o pérdida de peso no planificado.
  • Pensamientos de muerte o suicidio, o intentos de suicidio.

El tratamiento de la depresión suele ser multidisciplinar. No sólo facultativo y farmacológico, sino también medioambiental. Es decir, el soporte y apoyo a la persona, mayor o no, con depresión, ha de abordarse desde diferentes planos, trabajando en conjunto.

¿Se puede prevenir la depresión?

Aunque la mayoría de los casos de depresión no se pueden prevenir, los cambios saludables en el estilo de vida pueden tener beneficios a largo plazo para su salud mental.

Algunos consejos:

Mantenerse físicamente activo y tomar una dieta sana y equilibrada. Esto puede ayudar a evitar enfermedades que pueden provocar discapacidad o depresión. Se ha demostrado que algunas dietas, incluida la dieta DASH baja en sodio, reducen el riesgo de depresión.

Dormir de 7 a 9 horas diarias.

Mantener una vida social estimulante.

Participar en actividades que disfrutes.

Y, por supuesto, consultar con el médico cuando experimente síntomas como los que hemos citado.

Y para terminar: nunca le digas a una persona con depresión frases del estilo ?¡hay que animarse!?, ?no es para tanto?, ?¡arriba ese ánimo!?, etc. Por muy buena que sea tu intención, no sólo no conseguirás tu propósito de ayudar, sino que podrías ahondar más aún en la frustración y el dolor de esa persona.