Blog MundoMayor

Artículos, noticias, curiosidades, comunicación, eventos, sucesos, etc. En general y fundamentalmente relacionados con el ámbito de las personas mayores, la dependencia y los Servicios Sociales y el sector sociosanitario, pero no exclusivamente. Eso sí, siempre escrutando la actualidad para ofrecerte contenidos de calidad y solvencia contrastadas.

A pocas semanas de la celebración de la Navidad, todas las cadenas de televisión nos bombardean con películas navideñas. Y en todas suele haber dos cosas que se repiten: un árbol de navidad y un final feliz.

Quizá muchos creáis que la costumbre de poner un árbol de Navidad en casa es otra de esas cosas que hemos importado de Estados Unidos y su fábrica de ?sueños holiwoodiense?,  pero no es así. De hecho, son ellos quienes han ido ?apropiándose? de celebraciones que tienen un origen europeo, como Halloween o el día de San Patricio. El árbol navideño es otra de ellas, aunque su origen es más oriental.

Su único mérito es estos casos es que parece que su marketing ha funcionado mejor que el nuestro.

Veamos de dónde viene esa tradición arborícola.

La costumbre de adorar, venerar, idolatrar, honrar o mitificar personas o entidades a través de la simbología, es casi tan antigua como la historia de la Humanidad.

Al principio no tenía nada que ver con la religión, puesto que ésta no existía como tal. Mucho antes de que se empezaran a adorar deidades, los sapiens ya se mostraban solícitos a todo tipo de símbolos que creían mágicos.

SemiramisSencillamente, aquello que escapaba a la comprensión de sapiens en cada etapa de su historia, era dotado de una simbología mágica, inicialmente, o divina después. Lo de utilizarlos para manipular voluntades fue posterior.

En la antigua Babilonia ya existía la costumbre de cortar un árbol y dejar regalos debajo de éste, 2.600 años antes del nacimiento de Jesús. La historia relata que en aquel entonces existía una reina llamada Semiramis en cuyo vientre crecía su hijo Tamuz, que según aquella religión, habría concebido virginalmente (¿nos suena de algo esta historia?). Ambos fueron considerados dioses por los babilonios.

Saturnales
SaturnaliaEl origen es tan fantástico como poético: una creencia babilónica afirmaba que la reina Semiramis, la madre de Tamuz, vio cómo un viejo tronco seco daba vida a un árbol verde. El tronco representaba a su marido muerto, Nimrod (Génesis 10:9). El árbol vivo se convirtió en el símbolo de que Nimrod había revivido en la persona de Tamuz. (¿También os suena esto?)

A partir de aquí fueron muchas las culturas que tomaron al árbol como símbolo de fertilidad y regeneración.

Los romanos adornaban las calles durante las Saturnales, pero fueron sobre todo los celtas quienes decoraban los robles con frutas y velas durante los solsticios de invierno. Era una forma de reanimar el árbol y asegurar el regreso del sol y de la vegetación.

Cuando el cristianismo se hizo hegemónico en la Roma imperial, adoptó y transformó estas costumbres paganas ante la imposibilidad de erradicarlas.

¿Quiere esto decir que en la Navidad no se celebra el nacimiento de Jesús?

Pues sí y no.

Sí se celebra el nacimiento de Jesús, pero éste no nació el 25 de diciembre.

Si quieres saber más sobre este tema, hay mucha literatura al respecto que puedes leer, o preguntar a Mr. Google.

Sólo apuntar que la celebración de la natividad de Cristo en diciembre, data de la época del Emperador romano Constantino I (s. IV) y que su fin era atraer a los romanos paganos hacia el cristianismo, convirtiendo su Saturnalia en la Navidad.

Constantino I el GrandeA este hecho se le llama sincretismo.

El sincretismo, es un término empleado en antropología cultural y los estudios de religión comparada para referirse a la hibridación o amalgama de dos o más tradiciones culturales. Comúnmente se entiende que estas uniones no guardan una coherencia sustancial. También se utiliza en alusión a la cultura o la religión para resaltar su carácter de fusión y asimilación de elementos diferentes. (Wikipedia)

Así que ahora ya sabes que la historia del árbol de navidad tiene unos 4.600 años de antigüedad, que su origen es babilónico, que se basa en una leyenda de aquella época curiosamente semejante a misterio cristiano de la Santísima Trinidad, que los Celtas ya ?atusaban? árboles por estas fechas, que los romanos hacían lo propio durante sus saturnales, y que Constantino I el Grande movió algunas fechas para que toda esta fiesta de luces y árboles ?coincidiera? con el nacimiento del dios cristiano.

Y para terminar, un dato curioso:

Cuenta la leyenda que en el siglo VIII había un roble consagrado a Thor en la región de Hesse, en el centro de Alemania. Cada año, durante el solsticio de invierno, se le ofrecía un sacrificio. El misionero Bonifacio taló el árbol ante la mirada atónita de los lugareños y, tras leer el Evangelio, les ofreció un abeto, un árbol de paz que "representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes" y porque su copa "señala al cielo".

Sea como sea, decorar ese árbol de navidad se ha convertido en un ritual que, más allá de creencias religiosas, marca el inicio de unas fechas de camaradería entre familiares y amigos, y viste nuestros hogares, sobre todo para niños y abuelos, de alegría y felicidad.

Ref.: National Geographic