Seguro que ese zumbido nocturno, cuando el silencio de la noche te acoge dulcemente en su regazo, te ha hecho maldecir más de una vez. Cuando parece que por fin cesa te dejas caer en los brazos de Morfeo con la tranquilidad de saber que, por fin, te has librado de él tras un certero manotazo.
Pero, ¡oh, sorpresa! Al día siguiente te despiertas con un picorcillo insidioso que resulta en un habón molesto, consecuencia de la gloriosa picadura de un audaz díptero. Sí. Ese que creíste derrotado la noche anterior y que fue capaz de escapar de tu ataque a mano alzada, para conseguir su objetivo: chuparte la sangre.
Afortunadamente, al menos en España, la mayoría de los mosquitos que conviven con nosotros son inofensivos. Tan sólo producirán esa molesta irritación cutánea. Sin embargo hay especies que pueden transmitir enfermedades graves como malaria, fiebre amarilla, encefalitis, dengue, etc.
Últimamente la región de Andalucía, en España, se ha hecho tristemente famosa por un brote de Virus del Nilo Occidental, transmitida por el mosquito Culex, que puede producir meningitis o encefalitis, como patologías más graves.
El zumbido de un mosquito se produce por el movimiento de sus alas. Está en torno a la 20 dB. Suenan más fuerte cuando han localizado su ?autoservicio? (o sea, tú) y buscan el lugar más adecuado para hincar su probóscide y servirse.
Quienes pican son las hembras de mosquito. Los machos se alimentan de néctar. Las ?mosquitas? necesitan sangre caliente para alimentarse, reproducirse y poner sus huevos. La vida de un mosquito varía según la especie, pero suele estar entre una semana y un mes. Debido al trabajo reproductor de las hembras, éstas suelen ser más longevas.
Aquí puedes ver el ciclo de vida del mosquito desde su fase de huevo hasta la edad adulta.
El mosquito tiene una forma de picar (comer) realmente elaborada. Esa probóscide que mencionábamos antes consta de seis apéndices orales, cada uno de ellos con una función. También utilizan una especie de ?radar? para localizar el vaso sanguíneo en que clavar la trompetilla.
Una vez han hecho blanco, utilizarán un sistema para deshacerse del agua del plasma y succionar tanta sangre como sea posible. Durante el proceso inyectará una sustancia urticante que hará que la sangre fluya con mayor facilidad. Esta sustancia es la responsable de la irritación y el picor en nuestra piel.
¿Por qué has tenido, precisamente tú, la desgracia de convertirte en el restaurante del insecto para esa noche?
Para los mosquitos todos somos igualmente presas potenciales. La diferencia entre unos y otros empieza a consolidarse cuando se encuentran, aproximadamente, a un metro de distancia.
Como en un coche de fórmula uno, el díptero cuenta con sensores que le informan de diversos parámetros, que son los que utiliza para decidirse por su víctima: temperatura de la piel, emisión de CO2, temperatura corporal, color de la ropa, etc.
Vale. Pero, ¿por qué a ti, precisamente?
No hay una respuesta categórica ni única. Los últimos estudios más recientes consideran que el motivo principal por el cual te conviertes en el sujeto más favorable, tiene que ver con la microbiota de tu piel.
Las bacterias convierten las secreciones de nuestras glándulas sudoríparas en compuestos volátiles que son captadas por el sistema olfativo situado en las antenas de los mosquitos. Esos compuestos químicos son complejos e incluyen más de trescientos diferentes, que varían de persona a persona en función de su genética y del entorno.
Según un artículo publicado en la revista científica Plos One, las personas con una mayor diversidad de microbios en la piel tienden a tener menos picaduras de mosquitos que otras con menos diversidad microbiana en la epidermis.
Las sutiles diferencias en la composición de los efluvios químicos producidos por las diferentes colonias de bacterias cutáneas pueden explicar las grandes diferencias en la cantidad de picaduras que recibe una persona.
Así que, como no podemos controlar los microbiomas de nuestra piel, poco podemos hacer salvo evitar vestirnos de negro, porque a los mosquitos les encanta ese color. No es el amarillo como muchas veces se ha supuesto.
Ya sabes que es la hembra la que pica, que su zumbido lo producen las alas, que son verdaderos ?hemogourmets? y que su algoritmo de elección de víctima no es, para nada, producto del azar.
Sólo falta saber cómo podemos librarnos de estos molestos, glotones y, ocasionalmente, peligrosos vecinos.
A parte de los productos químicos habituales que podemos encontrar en tiendas, existen formas caseras de generar muros de contención contra estos bichos.
En Mejor con Salud nos ofrecen unas cuantas recetas que puedes hacer tú en casa, y que te librarán de sus picaduras.
Terminamos nuestro artículo con una curiosidad:
El mosquito es el animal más letal del mundo.
Aunque una picadura de mosquito no es realmente peligrosa, el problema es que los insectos a veces no vienen solos. Son portadores de virus o parásitos que transmiten durante su picadura y que pueden causar enfermedades graves. Dengue, chikungunya, malaria, fiebre zika, fiebre amarilla? La lista es larga y las víctimas son desgraciadamente numerosas.
Cada año, el mosquito es responsable de la muerte de más de 700 000 personas, en particular en los países en desarrollo de África y Asia. También incapacita a unos 200 millones de personas al año. Estas figuras lo convierten en el animal más mortal del mundo, muy por delante de las serpientes, gusanos parásitos, cocodrilos y tiburones.
El mayor genocida que ha conocido la historia de la Humanidad no ha sido ni Mao, ni Stalin, ni Hitler. De hecho, aún sigue entre nosotros.
Ha matado a más de 52.000 millones de personas. Sí. No es una errata: cincuenta y dos mil millones de personas, a lo largo de la historia. Teniendo en cuenta que hasta la fecha hemos sido unos 108.000 millones, la cifra es terriblemente dramática.
Este feroz asesino es la hembra de dos géneros de mosquito: Anopheles y Aedes. Ambas tienen la indignidad de haberse cargado a más de la mitad de la Humanidad desde que ésta existe.
Ahora, ya puedes tomar tus precauciones.
Referencias:
esgentside.com
cdc.gov
Historias de la Historia