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El dolor crónico es un tema complejo de abordar, que padecen millones de personas en todo el mundo, una buena parte de las cuales son ancianos.

Se trata, sin embargo, de un sistema muy eficaz que utiliza nuestro organismo para avisarnos de una alteración en el funcionamiento o integridad de nuestro cuerpo.

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor definió el dolor como "una experiencia sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular real o potencial".

Por tanto, cada persona lo percibe e interpreta individualmente, en función de múltiples factores que afectan, no sólo a su propio cuerpo, sino a su entorno.

Últimamente ha entrado en juego, dentro del abordaje del dolor crónico, un componente que, sin ser nuevo, se ha reconocido como tal en fechas relativamente recientes. Se trata del CBD o Cannabidiol.

El CBD es uno de los más de 200 compuestos químicos conocidos como cannabinoides que se encuentran en el cannabis.

A diferencia del THC (tetrahidrocannabinol), el CBD no tiene propiedades psicoactivas. No hay  evidencia de que genere ni tolerancia ni dependencia y, hasta la fecha, tampoco la hay de que esté asociado a efectos secundarios graves, según la Organización Mundial de la Salud.

En cambio, al CBD se le atribuye el alivio de numerosas afecciones patológicas, como la epilepsia, la ansiedad, la inflamación, el insomnio y el dolor. Aunque "acreditado" no significa probado.

Vamos a ver un poco más en profundidad su relación algunas de estas afecciones:

Epilepsia.

En junio de 2018, la FDA aprobó Epidiolex (una formulación de CBD a base de plantas) para tratar las convulsiones en personas de 2 años o más con síndrome de Dravet y síndrome de Lennox-Gastaut (LGS), que son dos formas raras de epilepsia.

El CBD también se ha investigado para su uso en otras formas de epilepsia resistente al tratamiento, además de los medicamentos convencionales para la epilepsia. Los resultados variaron, pero varios ensayos mostraron que el CBD redujo significativamente la frecuencia de las convulsiones en casi un 44%, en la mayoría de las personas.

El CBD puede interactuar con otros medicamentos utilizados para la epilepsia y se han informado algunos efectos secundarios graves, en particular, una disminución de la función hepática cuando se administra a personas que ya toman valproato.

Dolor.

Los estudios en animales han demostrado que el CBD tiene efectos antiinflamatorios y actúa sobre los sistemas endocannabinoides y sensibles al dolor para aliviarlo.

Desafortunadamente, existen pocos ensayos en humanos que investiguen el uso de CBD como agente único para aliviar el dolor, y la mayoría de los ensayos utilizan una combinación de CBD y THC.

Un estudio observacional del tratamiento con CBD informó una mejora en las medidas de calidad de vida autoinformadas para las personas con dolor no relacionado con el cáncer, pero no hubo una mejora estadísticamente significativa en aquellos con dolor relacionado con el cáncer o con síntomas neurológicos.

Una serie de casos de personas con esclerosis múltiple, informó mejoras en el dolor, la marcha y los espasmos musculares con una combinación de CBD y THC.

Los estudios en animales han demostrado que el CBD tiene un efecto positivo sobre los niveles de serotonina cerebral. Se cree que los niveles bajos de serotonina juegan un papel clave en el estado de ánimo y en el dolor.

Otra investigación (tanto en animales como en humanos) ha demostrado que el CBD tiene efectos antiinflamatorios y puede aliviar el dolor provocado por la inflamación.

Así pues, el CBD puede ser beneficioso para aliviar el dolor, pero no hay estudios de gran alcance y suficiente calidad, realizados en humanos que lo prueben.

Artritis.

Los estudios en animales mostraron que las aplicaciones tópicas (cremas) de CBD alivian el dolor y la inflamación asociados con la artritis, con pocos efectos secundarios.

La aplicación tópica de CBD es beneficiosa porque éste se absorbe mal cuando se toma por vía oral, y puede causar efectos secundarios gastrointestinales.

Igual que sucede con el tema del dolor, el CBD tópico puede ser beneficioso para aliviar la artritis, pero no hay estudios de gran calado, realizados en humanos, que lo prueben.

Ansiedad.

El tratamiento con 300 mg. de CBD alivió significativamente la ansiedad en 57 hombres sanos que realizaron una prueba simulada de hablar en público. Sin embargo, dosis de 150 mg. de CBD y 600 mg. de CBD, no reflejaron ninguna diferencia en los niveles de ansiedad en los sujetos del estudio.

El CBD puede aliviar la ansiedad generada por eventos como hablar en público, pero no se sabe cuál es la dosis óptima.

Depresión.

Los estudios en animales han demostrado algún efecto del CBD para aliviar la depresión, posiblemente relacionado con su fuerte efecto antiestrés.

Los estudios en animales han demostrado que el CBD tiene un efecto positivo sobre los niveles de serotonina en el cerebro. De hecho algunos antidepresivos prescritos por los médicos, tienen la función de inhibir la recaptación de serotonina, y por tanto aumentar sus niveles en plasma.

El CBD puede ayudar a mejorar los síntomas de la depresión, pero se necesitan más ensayos.

Sueño.

El 31% de las personas que toman CBD para otras afecciones, como la ansiedad o el dolor no relacionado con el cáncer, reportaron una mejoría del sueño.

Ensayos con ingestas de 300 mg. de CBD, en personas con ansiedad o depresión, mostraron que el éste parecía preservar la arquitectura del sueño

Parece ser pues que, el CBD no sólo no afecta negativamente a la calidad del sueño, sino que la puede mejorar.

Acné.

Un estudio de laboratorio encontró que el CBD evitaba que los sebocitos humanos crearan demasiado sebo, además de tener un efecto antiinflamatorio, evitando la activación de las citocinas inflamatorias.

Debido a que el sebo y la inflamación excesivos son característicos del acné, el CBD tópico podría ser un tratamiento eficaz para el acné, y podría prevenir o reducir brotes futuros.

A pesar de todo, se necesitan más ensayos para verificar esta propiedad del CBD.

Parkinson.

Varios estudios han investigado el uso de CBD para aliviar los síntomas de la enfermedad de Parkinson, con resultados en su mayoría alentadores.

Si bien no se registraron mejoraras en el temblor parkinsoniano, los grupos tratados con 300 mg./día de CBD refirieron un bienestar y una calidad de vida significativamente mejorados, reflejados en el Cuestionario de la enfermedad de Parkinson [PDQ-39]).

La esperanza es clara, pero se necesitan ensayos más ambiciosos.

Síntomas vasovagales.

La mayoría de los estudios que investigan si el CBD es beneficioso para aliviar las náuseas o los vómitos, han utilizado una combinación de CBD y THC, en lugar de solo CBD.

Investigaciones más recientes apuntan a que el THC es más eficaz para reducir las náuseas y los vómitos que el CBD.

Es poco probable que el CBD sea eficaz por sí solo para tratar estos síntomas.

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Muchos estudios, tanto en animales como en humanos, han concluido, de forma contundente, que el CBD tiene propiedades inmunosupresoras y antiinflamatorias que pueden convertirlo en una buena opción para algunas afecciones autoinmunes o procesos  relacionados con la inflamación.

Efectos secundarios.

Los efectos secundarios del CBD pueden incluir náuseas (paradójicamente), cansancio e irritabilidad, y puede interactuar con algunos medicamentos como la warfarina.

En cualquier caso, dado su potencial para interactuar con procesos fisiológicos importantes, nunca se debería consumir, en ninguna de sus formas, sin la correspondiente consulta al médico.

Ref.: drugs.com