La audacia de Carlos.
La semana pasada, medios, tertulianos y la opinión pública en general, nos hacíamos eco de la iniciativa de Carlos, un hombre de 78 años que ha llevado una recogida de firmas en la plataforma Change.org, para solicitar la ?re? humanización del procedimiento y la operativa bancarios con las personas de edad avanzada.
Casi todos los medios, como comentamos, recogían este hecho como una noticia meritoria de tener en consideración. Por ejemplo, eldiario.es titulaba en su edición del pasado 25 de enero «Carlos, el anciano que ha recogido más de 388.000 firmas por un trato humano en los bancos: ?Mientras no se consiga, lo intentaremos todo?».
Pero no fueron los únicos: ABC, La Vanguardia, El Español, El Plural, Público o la propia agencia EFE a través de su web, por poner varios ejemplos, también lo hacían.
En nuestro blog ya hemos comentado alguna vez las diferentes velocidades a las que evoluciona la tecnología y la capacidad de adaptación de nuestros ancianos. No cabe duda de lo positivo de la primero, pero tampoco de lo frustrante y descorazonador de lo segundo.
Quienes nos seguís sabéis que en MundoMayor somos defensores del progreso tecnológico y científico sin ambages. Y también que esto no debería suponer, de ninguna manera, que haya que dejar atrás a quienes no son capaces de seguir su ritmo de crecimiento. Menos aún, cuando uno de estos colectivos son las personas de edad avanzada. Nuestra mayor preocupación humana y profesional.
Una de las cosas que también hemos publicado recientemente en nuestro blog, es la capacidad que tiene nuestro cerebro de seguir aprendiendo con independencia de la edad que se tenga. No obstante, el aprendizaje es un concepto construido desde diferentes factores, en los que cada uno mostramos fortalezas y debilidades. Lo que queremos decir es que, si bien la capacidad de aprendizaje es permanente, no todos lo haces al mismo ritmo, ni con la misma solvencia.
Y esta es, en nuestra opinión, la clave. Promover las acciones necesarias para conciliar el aprendizaje por parte de nuestros mayores de las herramientas digitales actuales, con su capacidad de asimilación del uso de las mismas.
Lo que no obsta para que, mientras se aborda este asunto, se debate, se consensúan acciones y se observan y valoran los resultados, las personas mayores que se ven incapaces de asumir intelectualmente los requerimientos operativos de la banca, no se sientan relegadas, excluidas, menospreciadas.
Carlos reclama a los bancos "un trato más humano", y ha asegurado que no parará y lo intentará "todo" hasta conseguir "una atención directa y un horario amplio" en las sucursales bancarias, y ha reclamado una "adhesión formal" a su petición por parte del Ministerio de Asuntos Económicos.
Añade Carlos San Juan que ?quisiera que la declaración de intenciones pudiéramos traducirla al papel, hasta que no veamos la realidad de que todas las personas tienen lo que pretendemos, una atención directa, un horario amplio, el no sustituir tan rápidamente las cartillas, que la digitalización no corra tanto, mientras no se consiga eso, digamos que moriremos en el intento, lo intentaremos todo, todo de forma pacífica, sin ninguna línea política ni judicial, todo de una forma humana llegada desde la voz del pueblo.?
Carlos, antes de poner en marcha esta iniciativa, ya había estado en comunicación con el mismo Banco de España: «Al Gobernador del Banco de España, D. Pablo Hernández de Cos: Mi nombre es Carlos, tengo casi 80 años y a veces no me entiendo bien con las máquinas, las aplicaciones móviles y las cosas de Internet. Y como yo, miles de personas de mi edad.»
»Somos perfectamente capaces de manejar nuestros ahorros, pero las trabas tecnológicas nos incapacitan para cualquier operación. Y le voy a ser sincero: estamos bastante hartos. Y tristes también. Porque sentimos que nos están apartando.»
Desde MundoMayor declaramos nuestro apoyo a Carlos y le deseamos el mayor éxito en su campaña.
Los avances tecnológicos deben estar al servicio de la gente, con independencia de su edad. Aún más si se trata las personas que pusieron los cimientos con su trabajo y esfuerzo, de la sociedad que ahora somos y en la que vivimos. Su único objetivo debería ser mejorar la vida de las personas, no llevarlas a estados de frustración, estrés y aislamiento.
Sencillamente no es justo. Y estamos tan a favor de la tecnología como en contra de la injusticia. Así que es perentorio y necesario encontrar un punto intermedio donde confluyan y convivan lo digital con lo humano.
Hemos visto este vídeo, y no hemos tenido por menos que compartirlo. Muchas gracias a Agustín Durán (@jagusduran en redes) por su humor y su alegato.